Monreal resiste embestida de gobernadores y asegura elección democrática de Prieto ante el INE.
En un capítulo más de la feroz lucha de poder al interior de Morena, Ricardo Monreal Ávila, coordinador de la bancada en la Cámara de Diputados, se alzó como el gran vencedor frente a un intento descarado de imponer agendas externas. Gobernadores de Veracruz, Chiapas, Oaxaca y Baja California, junto a la secretaria general Carolina Rangel y Citlali Rodríguez, secretaria de la Mujer, intentaron dar un golpe de Estado legislativo al viejo estilo priista. ¿Su objetivo? Colocar a un títere como representante ante el INE, supuestamente en nombre de la presidenta Claudia Sheinbaum. Pero Monreal, con mano firme y astucia política, les dio un revés monumental.
La tensión escaló cuando figuras como Gabriela Jiménez y Alfonso Ramírez Cuéllar, sin peso real en el grupo parlamentario, se sumaron al complot. Sin embargo, el exsenador y ahora líder de los diputados morenistas demostró que no se dobla ante presiones. Con un liderazgo que mantuvo unida a su bancada, Monreal logró que el proceso para elegir al consejero legislativo ante el Instituto Nacional Electoral (INE) fuera un ejercicio de democracia pura, alejado de las maniobras oscuras que caracterizaron antaño al PRI.
El resultado fue contundente: Ernesto Prieto, respaldado por 115 votos frente a los 113 de Guillermo Santiago, se convirtió en el nuevo representante de Morena ante el INE. Monreal no solo neutralizó la ingerencia de los gobernadores, sino que aseguró que la voluntad de la mayoría legislativa prevaleciera. “Es un momento muy importante para nuestro movimiento y sobre todo para el grupo parlamentario”, declaró el zacatecano, pidiendo un aplauso para ambos contendientes y celebrando que “salió el que la gente quiere”.
Este triunfo no es menor. En un contexto donde los intereses regionales y las ambiciones personales amenazan con fracturar a Morena, Monreal reafirmó su compromiso con la transparencia y la legitimidad. “Reafirmo nuestro compromiso con la realización de ejercicios democráticos”, sostuvo, dejando claro que su liderazgo no se tambalea ni ante las tormentas más turbulentas.
Monreal mantuvo el rumbo, priorizando la cohesión del grupo sobre las críticas externas. Su habilidad para sortear estas aguas turbulentas lo consolida como un operador político de primer nivel, capaz de enfrentar tanto a adversarios internos como a los ecos del pasado autoritario.
El zacatecano, con una trayectoria que incluye haber sido gobernador y senador, demuestra que sigue siendo un pilar indispensable para Morena. Su capacidad para mantener unido al grupo parlamentario frente a las embestidas de los gobernadores y las cúpulas demuestra que no solo tiene experiencia, sino visión. En este round, Monreal no solo ganó una batalla, sino que fortaleció la democracia interna del partido en el poder.
Este episodio deja lecciones claras: en Morena, las imposiciones ya no pasan tan fácil, y Ricardo Monreal no es un hueso fácil de roer. Mientras los gobernadores lamen sus heridas y las secretarias replantean su estrategia, el coordinador de los diputados se erige como el guardián de un proceso que, al menos esta vez, respetó la voz de la mayoría. La pregunta ahora es: ¿hasta dónde llegará su influencia en un partido que se debate entre la renovación y los vicios del pasado?