Detectan aditivos potencialmente cancerígenos en popular chorizo vendido en México

Una reciente alerta alimentaria emitida por la organización ciudadana El Poder del Consumidor (EPC) ha encendido las alarmas sobre la calidad nutricional y los riesgos asociados al consumo de un chorizo ampliamente comercializado en México. Se trata del Chorizo Ranchero Campestre de la marca Parma, un producto que, tras un análisis detallado, fue señalado por contener dos aditivos vinculados con potenciales efectos cancerígenos, además de otros ingredientes controversiales por sus impactos en la salud.

Según el informe de EPC, el producto contiene benzoato de sodio, un conservador que, al interactuar con vitamina C o ciertos ácidos presentes en alimentos como el chile, puede generar benceno, una sustancia clasificada por organismos internacionales como potencialmente cancerígena. Además, también se identificó la presencia de nitrito de sodio, un aditivo común en carnes procesadas, cuya descomposición en el cuerpo puede conducir a la formación de nitrosaminas, compuestos altamente cancerígenos de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que desde 2015 ha advertido sobre estos riesgos.

El análisis reveló también que una porción de 100 gramos de este chorizo aporta 1,300 miligramos de sodio, lo que equivale al 65% del máximo diario recomendado para adultos y hasta el 87% para niños y niñas, según los parámetros de la OMS. Por esta razón, el producto lleva el sello de advertencia por “Exceso de Sodio” conforme a la Norma Oficial Mexicana NOM-051.

A esto se suman 360 calorías por porción, que representan el 18% de la ingesta calórica diaria recomendada para adultos y el 22.7% para la infancia. Este dato le ha valido también el sello de advertencia por “Exceso de Calorías”, destacando su densidad energética pese a tratarse de un alimento salado.

Además de los aditivos con riesgo potencial, el producto contiene otros ingredientes cuestionados por su impacto en la salud: glutamato monosódico, ascorbato de sodio, fosfato de sodio y azúcares añadidos, lo cual EPC considera innecesario en un embutido. También resalta que alrededor del 30% del valor calórico total proviene de grasas, propias de la carne de cerdo, lo que aumenta su carga energética.

Este análisis forma parte de las radiografías alimentarias que EPC publica regularmente con el fin de informar a la población sobre la composición de productos ultraprocesados y fomentar decisiones de consumo más saludables y conscientes.

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